analfabetismo financiero y Almodóvar

Me gustan algunas de las películas de Pedro Almodóvar. Recientemente ha dicho que «Si yo hubiera sido un hombre analfabeto, gallego, ... voy y espero al señor Blesa o al señor Rato y le corto el gañote». Creo que lo mismo piensan los analfabetos, gallegos o no, que han sido engañados por esos señores. No creo que con lo de analfabeto el señor manchego halla querido insultar a nadie. Ser analfabeto no es malo en si mismo; ser gallego tampoco.
Me llaman la atención dos cosas:  
  1. La primera, evidentemente, la continua identificación de ser gallego con la incultura, el analfabetismo por una parte, pero también con la ambigüedad, una especie de simulación o huída de toda concreción. Lo gallego también se identifica con la poesía, lo femenino, lo lírico por excelencia, contitente ignoto, brumoso, sentimental, como bien sabe Miguélez Carballeira.
  2. Pero centrémonos en el analfabetismo. Y en las finanzas. Es un tema de moda en Economía la alfabetización financiera, un «hot topic», que le dicen. Aquí, uno de los responsables, protagonista de una de las partes de mi tesis, afirmando que los estadounidenses son muy "gallegos". Pero estoy seguro que el propio Almodóvar es tan de analfabeto en materia financiera como muchos -la mayoría- de los que firmaron los contratos. Conozco personalmente dos afectados: un profesor de primaria ya jubilado y el padre de un amigo, ya muerto. El primero es bastante verso en letras, el segundo era "gallego". El factor clave aquí no fue la alfabetización, financiera o no, sino el de la confianza, punto este, que se refiere a otro de los tópicos sobre los gallegos: el ser gente desconfiada. 
Para concluir hablemos un poco de alfabetización financiera: la mayoría de la gente no sabe lo que es una capitalización compuesta; muchos tampoco saben calcular un porcentaje, calcular el valor actual de una renta o lo que es amortizar, tampoco realizar una regla de tres. No hablemos ya de calcular un TIR o un VAN. Lo cierto es que, pese a ser bueno saber ese abecé, e incluso habiendo herramientas como las hojas de cálculo que facilitan esa clase de cálculos, no debería hacer falta saberlo. Son los controles y las regulaciones las que han fallado. A la gente debería bastarle con ser prudente en sus gastos, saber que ahorrar es bueno, etc. Por una firma se puede perder todo, decía mi abuela. Y es cierto, pero que el remedio sea que se ha de desconfiar continuamente de todo no mola, señores reguladores, no es bueno para la economía.
Respecto de las confusiones almodovarianas quedémonos con la Agrado, dado que Galician is the new Black:



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